Mdina fue la antigua capital medieval de la isla de Malta. Hoy en día es conocida como “la ciudad del silencio”, ya que al pasear puedes escuchar tus propios pasos. Tras cruzar su entrada nos sentiremos transportados en el tiempo. No en vano muchas grandes producciones como “Gladiador”, o “Ágora” han sido rodadas en sus calles. Pero su aspecto también invita a soñar con mundos imposibles, como la ciudad de Desembarco del Rey en la primera temporada de “Juego de tronos”. Y es que no hace falta más que apoyar los codos sobre sus elevadas murallas para visionar casi a vista de pájaro prácticamente la totalidad de la isla. Conseguimos así entrar en la piel de los centinelas que desde ese mismo punto vigilaban los mares y sus costas buscando al enemigo. Rodeando a Mdina encontramos Rabat, el pueblo arrabalero que surgió alrededor de la antaño, poderosa e importante ciudad. Rabat es lo contrario de Mdina: si esta es pequeña y silenciosa, está poco poblada y mayormente se encuentra habitada por la antigua nobleza maltesa, Rabat es un pueblo bullicioso y populoso y donde la vida es la típica de las clases populares de nuestra isla. En Rabat visitaremos la gruta de San Pablo, patrón de Malta, donde según la tradición estuvo preso el apóstol en su viaje a Roma, una sección de las catacumbas de San Pablo, las únicas en Europa que conservan las mesas de ágape donde los romanos se despedían de sus muertos, así como sorprendentes refugios antiaéreos de la II GM.